Me he detenido

Hoy me he detenido en el tiempo, tratando de resistir el giro de la tierra. Mirando a través de la ventana ya he logrado obtener respuestas a mis interrogantes y, es desde aquí, que quiero plantear mi posición.

En esta instancia temporal, que nos ha tocado vivir, se han perfilado nuestros rasgos metafísicos (más allá de lo tangible), haciéndonos acreedores a toda una gama de conceptos que nos identifican e individualizan.

Me encuentro feliz de escribir y decirles que no es una buena nueva y no son bienaventurados. La verdad es que hay más convicción que dogma y los niveles de información están facilitando, a muchos más, reconocer que esto es así.

El hombre –como raza- está capacitado hoy en día, por medio de sus conocimientos y sapiencias, determinar realmente lo que somos en este planeta: Un estado circunstancial de nuestra existencia.

El nivel de información, contenida en nuestro colectivo, está por otorgarnos el conocimiento que, por siglos, nos están tratando de comunicar. Es así como debemos observar nuestras vidas mortales, como una constante de aprendizaje, entendimiento y observación. Sin embargo, aún nos contaminan con el sufrimiento y con la incertidumbre, contra los cuales debemos luchar y combatir con lo mejor de nuestras almas.

Traten por todos los medios de ser felices con lo que ahora son. Vean en lo que se han convertido y de lo que estarán dispuestos a hacer. Valoren el conocimiento hacia todos los campos, comprendiendo que todo está conectado en una simbiosis general. Y, por sobre todas las cosas, traspasen todo lo bueno del entendimiento a la próxima generación.

Les aseguro que quienes comprendan la real esencia de la vida (conocimiento, comprensión, afecto, mesura y cariño) verán como las capacidades de quienes los perpetúen se verán favorecidas e incrementadas para proseguir y enfrentar, de mejor forma que ustedes, la vida en este mundo, espacio y tiempo. Siempre caminando hacia Dios, nuestro Padre.